Carbón. ¿Lo asocias a energía y a barbacoa? Sí, claro. Pero en los últimos años, el carbón activo también se ha convertido en un ingrediente de moda en el sector de la belleza. Entre sus múltiples beneficios tiene la propiedad de absorber las toxinas e impurezas de la piel (hasta 200 veces su propio peso) y es la razón por la que se incluye en champús, cremas, serums, pastas de dientes, mascarillas… y también en nuestras bandas depilatorias DAEN FOR MEN.
SI las eliges como método de depilación recuerda que los posibles restos se eliminan fácilmente con agua. Al ser un método de arranque tu piel permanecerá libre de pelo por más tiempo. Además son eficaces con el pelo corto.
El carbón se obtiene mayoritariamente de la combustión de la madera. Cuando hablamos de “carbón activo” nos referimos a que se ha sometido a un proceso de oxidación, que potencia su poder de absorción. Hay muchas curiosidades entorno al carbón a lo largo de la historia y hemos recogido algunas:
La primera aplicación registrada de carbón vegetal la encontramos en papiros egipcios. Se usaba como antídoto, para desinfectar, y en cataplasmas para mantener limpias las heridas.
Hipócrates (400 a. C.), y luego Plinio (50 d. C.), registraron el uso de carbón vegetal para tratar una amplia gama de dolencias como la epilepsia o el vértigo.
En el siglo II d. C. Claudio Galeno, el más famoso doctor del imperio romano, utilizó carbón vegetal como tratamiento de una amplia gama de enfermedades.
A mediados del siglo XIX, el carbón vegetal fue utilizado como medicamento en todos los hospitales navales, militares y civiles.
Los indios norteamericanos usaban carbón activado para tratar las infecciones de la piel ya que alivia la inflamación y los moratones.
En la antigua China, así como en la antigua Grecia, las mujeres usaban carboncillo para dibujar cejas y en sombras de ojos.
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